martes, 15 de septiembre de 2009

Entre el norte y el sur no hay un océano, sino un basurero lleno de prejuicios

por María Galindo

Es así que indígenas, maricones, lesbianas, putas, mujeres viejas, mujeres pobres, endeudadas e insolventes, jóvenes y más miran con escepticismo las palabras que desde la mirada del poder los define como ciudadanos y buscan y buscamos en una pugna política de palabras las formas de nombrar nuestros vicios, nuestros amores, nuestras luchas y nuestro lugar en las sociedades.
Desde esa postura política impugnamos pues los apelativos que reciben esas masas de gentes que se van de su tierra de nacimiento hacia el norte del mundo. Se los llama migrantes; suena correcto, suena limpio, suena neutral y suena inocuo. Pareciera que no hubiese otra manera ni de mirarlos, ni de nombrarlos.
Para llegar a nuestro sujeto que es “la exiliada del neoliberalismo” analizaré únicamente aquellas consecuencias que se derivan de la división esquizofrénica entre mundo público y mundo privado que implican al sujeto androcéntrico.
La familia: “se está disgregando la familia boliviana”
Puedo afirmar que la propia estructura de la familia boliviana, resulta ser expulsora de la “hija” mayor, que la estructura misma de la familia boliviana resulta ser permisiva con la irresponsabilidad paterna y usufructuadora de todas las formas de trabajo de las mujeres que la componen desde el trabajo doméstico que recae en un 100% sobre sus espaldas como hijas o como madres, hasta su trabajo de sobrevivencia en la economía informal.

En ese contexto hay una pregunta elemental e insoslayable ¿quiénes son en la familia las mujeres que se van?

¿Endeudadas o exiliadas del neoliberalismo?: responsabilidades políticas

La calle es mi casa sin marido,
mi trabajo sin patrones,
mi salón de fiesta colorido
Desde mi punto de vista de mujer feminista boliviana, considero que los feminismos diversos del norte están en una grave crisis de lenguajes, de estrategias, de creatividad y de capacidad de análisis de sus propias realidades.
Es evidente que este proceso es acelerado y está instalado en la vida cotidiana de ambas sociedades y que va significando una fosa donde quedan sepultados los derechos de unas y de otras.